Tiran más dos tetas que dos carretas

    Tener pechos no mola tanto como parece.

    Todas, alguna vez, hemos sido una de las adolescentes que se ha mirado al espejo y ha dicho "¡Pero cuándo me van a crecer las tetas!" Y es que, desde pequeñas, nos han dicho que tener un buen pecho, o sea, un pecho en el que quepan como una docena de corazones, es lo mejor, pero es ¡MENTIRA!

 
    Yo tengo una teoría: "A más pechonalidad, menos felicidad". Algunos diréis que eso no es posible pero, eso lo pensáis, seguramente, porqué sois hombres y no tenéis que llevar sujetador.

    Tener pecho está bien cuando tienes que llevar un escote que se vea desde la otra punta del mundo o, cuando quieres resaltar tu feminidad. Pero sabéis eso de "lo poco gusta y lo mucho cansa?", pues eso es a lo que me vengo a referir. Ser mujer no es fácil, pero ser una mujer con mucha pechonalidad aún es más complicado.

    Tener pecho está muy bien, pero tiene sus inconvenientes como que duele cuando hace mucho frío, cuando corres o saltas y, sobretodo, duele en esos días del mes en que recibes la visita de Inés. Ya sabéis, la que viene cada mes.

     Yo estoy muy orgullosa de mis pechos pero, tengo que reconocer que a veces, desearía ser hombre para no tener que sufrir todas las consecuencias que implica tener pecho y, eso que no es que tenga dos amigas como las de Alaska, son más bien de tamaño estándar, pero tampoco estamos aquí para hablar de mis senos, sino de lo que implica tener demasiado pecho.

    A lo que íbamos, tener mucho pecho es una papeleta segura para que te toque cargar con dolor de espalda en el futuro y para que tengas problemas para encontrar tallas de sujetador. Además, si existen situaciones en que tener un pecho normalito ya molesta, imaginaos como debe ser tener mucho. Voy a poner algunos ejemplos:

• Cena en un restaurante - imaginaos estar en un restaurante, cenando con un apuesto caballero y, que de repente, cuando vas a meterte el tenedor o la cuchara en la boca, la gravedad, en uno de sus arrebatos, decide que de tu tenedor o cuchara debe caer una gotita de comida, con tanta mala suerte, que esa gotita, con suerte, te cae en el escote sin mancharte la ropa, pero, a veces, no hay tanta suerte y te mancha toda la blusa. Si no fuera por los pechos que estan invadiendo una parte de la mesa, esa gotita no se te habría caído encima.

• Ir de compras - ya he comentado que, cuando tienes un pecho grande, es difícil encontrar tallas de sujetador pero, aun es más complicado encontrar una camisa de tu talla que no te apriete y te deje respirar, porqué, la mayoría de veces, encuentras la camisa de tu vida, buscas tu talla y te queda estupenda, sólo hay un problema, los botones de la parte superior no abrochan.

• Diana de las críticas - tener una buena carta de presentación protagonizada por tu pechonalidad ayuda a la hora de ligar pero, es tu peor enemiga cuando te encuentras entre un grupo de féminas. Resumiendo, que si eres la chica con más pecho de un grupo, las demás van a dirigir todas sus críticas hacia ti, sólo por envidia de pechos. Vale, puede que no todas las chicas lo hagan, pero si un gran número de ellas.

    Así que hombres heterosexuales y lesbianas del mundo, no le deis tanta importancia al pecho de la fémina a la que vais a atacar, que ya veis que lo poco gusta y lo mucho cansa. Y, mujeres del mundo, no os obsesionéis por si tenéis dos globos terráqueos o dos huevos fritos por pechos, que ya veis que a más pechonalidad, menos felicidad. Y recordad, lo de Yola Berrocal no es natural, es silicona de los chinos

Muchas gracias por leerme. Sentíos libres para comentar todo cuanto os venga en gana!

Sed felices!!!